Camilo Calarco: “Hay que permitirse jugar con la música”
Publicado el 17/05/2013
Este ex alumno se inició en IUPA en 2003, en la carrera de intérprete y especialidad Contrabajo. De un día para otro decidió irse a Buenos Aires. “Así descubrí también lo importante que fue mi formación en el IUPA, ya que en marzo ingresé mediante concurso en la entonces llamada Orquesta Académica del Teatro Colón, como segundo contrabajo”, apunta Camilo Calarco, ex alumno de Música del IUPA, hoy radicado en Buenos Aires y a punto de viajar a Italia.
La ida a la Capital abrió, según explica Camilo, muchas puertas: el Colón, la Orquesta de la Facultad de Medicina de la UBA, participación en festivales. “Ahora estoy a punto de entregar mi trabajo de tesis para terminar mi otra carrera, que empecé en el 2008 en la Universidad Nacional de Lanús, el Ciclo de Licenciatura en Música de Orquesta”, detalla el músico.
Una de los primeros pasos en Buenos Aires fue tomar clases con el solista de contrabajo de la Filarmónica del Teatro Colón, Javier Dragún. La experiencia siguió con la carrera en la Academia Orquestal del famoso teatro.
Hoy actualmente toma clases con Elian Ortiz Cárdenas, primer contrabajo solisa de la Orquesta Estable del Teatro Colón. “Gracias a mi actual maestro conseguí ponerme en contacto con el Contrabajo Solista de La Scala de Milán, Francesco Siragusa. Él lo conoció en un viaje que realizo por Europa. Después de intercambiar videos y mails, aceptó darme clases y saciar mi búsqueda por aprender la escuela tradicional italiana. La idea es permanecer varios años, incorporar la escuela de manera óptima y luego en un futuro volver, para empezar a hacer escuela yo”, asegura el roquense.
Sobre el IUPA, le quedaron apenas dos finales. “Tendría que haberlos dado. Pero la ansiedad por irme a Buenos Aires me ganó aquella vez”, señala.
De su experiencia Camilo rescata los primeros años, de formación técnica. “Son muy importantes, si no los más, para lograr una base sólida y un buen lenguaje musical”.
“El IUPA me brindó muy buenos docentes y muchas herramientas, que la mayoría de los establecimientos que conocí posteriormente carecen. En especial remarco la capacidad de mi profesor Ariel Ojeda, que logró plantar la constancia y motivación necesaria para alcanzar un nivel profesional. Creo tal vez lo único que faltaba por aquellos días era la posibilidad de experimentar el trabajo en orquesta, que es otro aspecto fundamental y que no puede aprenderse sino con la práctica misma”, observa el artista.
Camilo continúa formándose y recalca esta aptitud de estudio. “La única forma de alcanzar buen puerto en esta profesión es con la constancia diaria, lo cual representa un gran sacrificio. No hay secreto, más que estudiar y animarse, permitirse «jugar» con la música”, concluye.