La poesía, el cine y la expresión en Federico Naguil

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Foto gentileza Andrés Boero Madrid

“En todo arte hay un encuentro emocional”. Así se resume, hacia el final de una entrevista, la visión profesional y artística de Federico Naguil. Este uruguayo, profesor de las materias Dirección de Actores II, Realización I y Dirección de Arte es uno de los docentes más nuevos (desde 2015, en este caso) del Departamento de Cinematografía y Nuevos Medios.

Licenciado en comunicación social y graduado de la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba, el año pasado obtuvo un galardón importante en su país: Simples , su libro de poemas, recibió una mención édita en los Premios Nacionales de Literatura de Uruguay.

Naguil dejó Montevideo para radicarse en Roca. Si bien había pisado estas tierras cuando, como productor y sonidista, arribó para trabajar en Desierto (un documental de Juan Pablo Lattanzi), la razón para instalarse fue de otro tenor: se enamoró de una cipoleña. Tras una vida dedicándose a la publicidad, una mixtura de poesía y docencia cambiaron el eje de su transitar.

En el primer caso, el premio a Simples le dio notoriedad a un hobbie que tuvo siempre; escribir. “La autorefencia es inevitable. No soy de una generación de poetas de sentarme a trabajar. Siempre me gustó la literatura, también la música. La poesía fue un ámbito que mantuve desde lo personal”, señala.

Lo personal, la esencia del ser humano, las vivencias, algo presente en su poesía también es parte de su trabajo en la materia de Dirección de actores. “El 98% de las películas son con seres humanos y sobre seres humanos”, refiere.

No fue casual, entonces, que esa búsqueda de vivencias, de trabajar vinculado a la cultura y de sentido artístico lo llevara, de algún modo, al IUPA. “He tenido la suerte de conocer otras escuelas y centros de arte. No he visto una como esta, tanto en la infraestructura como en el grupo humano, con tanta sensibilidad”, destaca el docente.

En sus clases, esa sensibilidad está puesta en vincularse con alumnos y lograr, como Naguil refiere, lo más importante. “Saber qué quiero decir”. El profesor es, entonces, desde su óptica, un guía, un motivador para liberar la expresión.

En esta búsqueda de sentido, aparece el desafío de poner en práctica -en la labor docente- sus conocimientos e intereses ¿Cómo vincular, así, dos narrativas distintas, la literaria y la audiovisual? “La poesía es aspiracional. La poesía no se explica: la tenemos que sentir. Hay que aspirar a buscar esa poesía. El buen cine, el que te genera emociones, tiene que generar una mejor imaginación”, detalla.

En efecto, Federico intenta transmitir su interés y pasión por el cine. “Los docentes transmitimos y compartimos nuestras experiencias”, comenta.

Para el resto del año, se plantea objetivos realizables, como completar el año con el grupo estudiantil, acompañarlos. Además, continuar en todo el proceso de integración con otros docentes. Por supuesto, no dejar la escritura”, observa.