La Diplomatura en Gestión de Proyectos Culturales para el Desarrollo en comunidad ya tiene sus primeros egresados
Publicado el 02/07/2022
Con mucha emoción, más de 60 personas recibieron este sábado en IUPA sus certificados de finalización de la Diplomatura en Gestión de Proyectos Culturales para el Desarrollo en Comunidad.
Se trata de una propuesta inédita, organizada por el IUPA y la Secretaría de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura de Nación. Para este evento, en el que hubo estudiantes de modo presencial y otros asistieron por Zoom, viajaron especialmente el Secretario de Gestión Cultural de Nación, Federico Prieto; el Director Nacional de Formación Cultural, Juan Aranovich y dos referentes técnicos de la Dirección, Ianina Trigo y Bruno Maccari.
Por parte de IUPA, estuvieron presentes el rector, Armen Grigorian; el vicerrector, Pablo Ais; la secretaria general, Suyay Urrutia y la directora académica de la Diplomatura, Marina García Barros. Acompañaron, además, el diputado nacional Luis Di Giácomo; y el presidente de Radio y Televisión Río Negro, Roberto Echegoyenberri.
La ceremonia comenzó alrededor de las 11 de la mañana, con los discursos de autoridades, y luego fue el momento de la presentación de 10 proyectos finales, que fueron compartidos ante el público por los flamantes diplomados y diplomadas.
«Este es un encuentro muy gratificante que nos permitió armar esta red», comenzó García Barros. Emocionada, agradeció a distintos equipos de IUPA y del Ministerio, así como a los tutores y tutoras que acompañaron el cursado de la propuesta. Siguió luego el director nacional Aranovich, quien destacó la «convicción del Ministerio de Cultura» para que estos espacios de formación sean constantes.
A su turno, el secretario Federico Prieto recalcó la importancia que comprender que esta Diplomatura sea el puntapié de nuevos caminos. Anheló que los proyectos culturales que se mostraban en la ceremonia sirvan como inicio de nuevas formas que permitan pensar y entender la diversidad. «¿Cómo construimos comunidad cuando la identidad es tan variable? ¿Cómo podemos generar procesos identitarios? Eso empieza por aquí, con estos espacios de encuentro», especificó, entendiendo a la cultura como una herramienta fundamental.
El cierre de discursos estuvo a cargo del rector del IUPA, Armen Grigorian, quien primeramente agradeció la presencia de todas las personas, y del equipo de trabajo de la universidad.
«Si hay una provincia en la Argentina que acompaña los movimientos culturales y artísticos es Río Negro», aseguró y ponderó al IUPA como la única universidad provincial y específica en artes en el territorio.
Brevemente, hizo mención a la historia reciente de IUPA en su conformación como universidad provincial. «Cada uno de nosotros tenemos que llevar la bandera, somos misioneros en eso: los artistas somos generadores de una economía y principalmente, trabajadores. Tenemos mucho por hacer, y es mi misión personal, fomentar la inversión en arte», destacó. Para Grigorian, es importante pensar herramientas para que quienes estudian arte también puedan vivir del arte.
Voces patagónicas sobre la Diplomatura
La Diplomatura estuvo destinada a gestoras y gestores culturales de toda la Patagonia, con foco en aquéllas personas integrantes de organizaciones independientes que pertenecen al entramado de experiencias relacionadas con el arte, las culturas locales y comunitarias.
Para conocer más esta experiencia formativa, compartimos las expresiones de Irina, Carolina, Anabella y Ana María, participantes de la Diplomatura de distintos puntos de la Patagonia. Además, sumamos la vivencia de Marina García Barros y Mariana Cerdeira, del IUPA y del Minsterio de Cultura de Nación, respectivamente.
Las participantes nos cuentan cómo impacta este estudio en el trabajo cotidiano de cada una de ellas. «La Diplomatura me está dando una visión estructural de las acciones culturales que vamos desarrollando en el trabajo cotidiano, que son diversas, en distintos niveles», comenta Carolina Morán, musicoterapeuta y docente en Río Colorado y participante de diversos proyectos musicales autogestivos. «Tener una visión estructurada, apreciar los mecanismos que subyacen en las tomas de decisiones y de acciones es muy interesante, para apuntalar el trabajo desde esta noción ampliada».
Ana María Copto Llaiquel es una de las tres integrantes de la colectiva de arte Viento Negro (Santa Cruz), organización que trabaja sobre el eje de la memoria y las raíces chilenas. «La Diplomatura viene a complementar mucho desde lo que venimos realizando, primero desde la teoría que enriquece cada proyecto, y luego el hacer redes de contactos con lxs pares, con lxs compañerxs. Estos conocimientos se llevan siempre a la práctica, buscando las herramientas necesarias para dar respuestas al grupo de personas hacia los cuáles van dirigidos estos proyectos», reflexiona.
La Diplomatura se compone de módulos teóricos, pero siempre haciendo un claro foco en las prácticas culturales que llevan adelante las diferentes personas participantes. Con una geografía tan diversa como la Patagonia y con experiencias que se enmarcan en diversas disciplinas, territorios y temáticas, complementar lo conceptual y teórico con los casos prácticos le da una riqueza sorprendente a la Diplomatura. Todo esto se ve reflejado en los diferentes debates y comentarios que surgen en el Aula del Campus Virtual del IUPA.
Irina Svoboda proviene de Comodoro Rivadavia y en el cruce entre las prácticas artísticas desde las artes visuales y el mundo editorial, habla de una «red en gestación». «Es muy importante la oportunidad de producir saberes desde un lugar situado, de abrir redes, pensar las políticas culturales de una manera crítica, pensar desde otros actores, con una perspectiva inclusiva y por fuera de los discursos hegemónicos». Recalca el taller realizado hace pocos días por Sofía Díaz Perspectiva de género y diversidad en procesos artísticos y culturales: «fue súper revelador, una apuesta muy fuerte en dar voces y hacer visible las voces y los cuerpos de les otres».
Para poder trabajar desde y en una perspectiva situada en el contexto patagónico, puso énfasis en conocer experiencias activas en el territorio, ya que muchas veces esos conocimientos prácticos, cotidianos, proveen de unos aprendizajes enormes en relación al trabajo que se realiza en diversas comunidades, sostenibilidad, activación de redes entre organizaciones o comunicación cultural.
Por esa razón, la presentación de experiencias culturales patagónicas también tiene un lugar en la Diplomatura en el espacio de “Relatorías patagónicas”, al igual que los talleres con temáticas como perspectiva de género en cultura o colaboración y redes culturales.
Anabella es programadora enfocada en tecnologías educativas, y está coordinando una red de clubes de ciencia en Santa Rosa, La Pampa: «Con los diferentes cruces pude identificar algunas cuestiones desde una mirada territorial, sobre la importancia de tener recursos y herramientas para que cada territorio pueda tener sus espacios, para que cada territorio pueda crear su cultura».
«Hay muchos saberes para compartir, a medida que se abre el micrófono se presenta un mundo nuevo», comenta Irina. «La Diplomatura es super heterogénea , de toda la Patagonia, pensarnos como una región en red es un mundo nuevo para que se den nuevos espacios, nuevos saberes, nuevos empoderamientos, se nota mucha potencia. Al mismo tiempo, es muy valioso el intercambio que se da con localidades más pequeñas de toda la Patagonia, hay muchas voces de localidades muy pequeñas desde el interior de las provincias, es muy interesante la posibilidad que se dan de intercambiar prácticas y relaciones».
Esta diversidad desde los perfiles participantes, así como la posibilidad de facilitar el acceso a estas formaciones a personas impulsoras en proyectos culturales de localidades patagónicas pequeñas fue una búsqueda activa por parte del equipo coordinador del IUPA y del MCN. Carolina también hace referencia a esta riqueza desde las experiencias: «además del sustento teórico y de la bibliografía… todo el tiempo se está enlazando con ejemplos de la realidad. Hay mucha diversidad con el grupo de compañeres y gran parte del aprendizaje pasa por poder conocer y escuchar otros proyectos, otros espacios, ideas, agrupaciones de gente que está trabajando en distintos puntos de la Patagonia…, eso es estimulante y enriquecedor».
A lo largo de la Diplomatura, las personas participantes tienen que trabajar en grupo, con reuniones periódicas, para pensar proyectos comunes que tengan impacto territorial a nivel local o regional.
Para eso, otro componente clave de la Diplomatura es el Taller transversal de tutoría de Proyectos. Allí, se van plasmando conceptos y prácticas aprehendidas a lo largo de las diferentes sesiones para poder generar un proyecto cultural colectivo que luego cada participante pueda activar en sus territorios. Irina remarca esos espacios de trabajo colectivo: «la Diplomatura, a partir de la propuesta del taller transversal, nos permitió identificar a otros gestores a partir de otras categorías y etiquetas. Se habilitó la posibilidad de generar una red por fuera de los circuitos establecidos». «El cruce con lxs pares que se realiza en estos espacios es tan necesario; se aprende siempre desde el ida y vuelta», refuerza Ana María.
Esta experiencia está resaltando el rol de la gestión cultural comunitaria como elemento clave para el desarrollo de proyectos culturales más integrales, sostenibles y con impacto en sus territorios y comunidades. «Tenemos que afianzar la gestión cultural para profesionalizar las prácticas que llevamos adelante, en la comunicación, en la gestión de fondos, en la vinculación con los públicos a los que queremos llegar. Veo la gestión cultural como una herramienta para la profesionalización de prácticas: lo que mueve la gestión cultural es el deseo, pero hay que tener las herramientas para que ese deseo se materialice», comenta Irina.
«Para mí la gestión cultural es en comunidad, es escuchar, es en colectiva, es con otrxs, es pensar en lo utópico, pensar en qué deseamos dejar como registro para las futuras generaciones y en cómo seguir construyendo comunidad», cierra Ana María.
Marina García Barros, a cargo de la Dirección y responsable académica, manifiesta que la Diplomatura expresa la voluntad política del IUPA y de la Secretaría de Gestión Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación de federalizar saberes y de estimular redes de trabajo comunitario. “Nos interesa fortalecer nuestra soberanía cultural que queda impresa en cada proyecto, en cada propuesta cultural que hacedoras y hacedores patagónicos llevan adelante en sus territorios”.
Por su parte, Mariana Cerdeira, desde su experiencia en la coordinación docente, comenta: “la Diplomatura vino a profundizar y renovar algunas miradas previas sobre la región y la dimensión heterogénea de nuestro territorio patagónico.
Confirmamos la importancia del encuentro entre hacedores, la necesidad de fortalecer espacios de formación y, sobre todo de intercambio de experiencias, miradas y saberes que permiten materializar la construcción de redes de trabajo. Sin dudas creo que después de esta experiencia tendremos un territorio mucho más interconectado y con distancias acortadas.”