Andrés Fuhr

Andrés Fuhr lleva con amor su nombre por quienes lo antecedieron. Encarna la tradición del jazz en General Roca desde hace décadas y se construyó en la música arraigado a la ciudad en la que nació e hizo su vida. Dijo de sí mismo en una entrevista brindada al diario más antiguo de la Patagonia que era un “un atrevido, insolente, irascible, embustero…”, y quizás sea así porque esas son las cualidades de un cultor alegre que sabe andar liviano para crear… Fellini dijo alguna vez en una entrevista: “mienta, que la mentira es más fecunda que la verdad”, y la estrella cósmica del porvenir escribió para una canción que “si los pesados mi amor llevan todo ese montón de equipaje en la mano, oh mi amor, yo quiero estar liviano”. Para moverse libre en la música mejor andar ligero de carga y tomarse las cosas con una sonrisa en la cara. Andrés hizo de la música su vida y jugó varias de las posiciones posibles; entre ellas, enseñar en su casa los géneros populares a quienes buscan acariciar el alma de Orfeo… y sobre esta labor hay una escena para exponer: cuando recibe a alguien para una clase, expone algo, pasa un ejercicio y sale en dirección a la cocina para hacer el mate… al modo en el que el Flaco cocinaba para los músicos que iban al estudio sobre el frente de su casa para grabar sus discos. La música hermana y provoca la comunión de generación tras generación y Andrés lleva al campo a quienes lo buscan para arrojar las semillas que alimenten el día de mañana.

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