Miles de personas bailaron, cantaron y disfrutaron del festival La Pasión del Maruchito

Con sol, y algo de viento, la estepa patagónica fue escenario, una vez más, de un gran festival de arte y cultura patagónicos que reunió a unas 3000 personas, según estimaron los organizadores.

La Pasión del Maruchito es un festival cuya iniciativa nació del IUPA para homenajear, en Aguada Guzmán, a Pedrito Farías, aquel niño que falleció por tocar una guitarra.

En su cuarta edición, Maruchito reunió asistentes de toda la provincia, que fueron a bailar, cantar y disfrutar de los espectáculos previstos en dos escenarios armados para tal fin.

La jornada inició, como cada año, con una procesión hacia la ermita del Maruchito. Luego se fueron dando las propuestas, entre las que se contaron la presencia de docentes y estudiantes de cada Escuela de Arte Popular de la provincia. Las EAP son un proyecto que data del 2017 y que funcionan en las 73 localidades de la provincia, en convenio con los municipios y comisiones de fomento.

El rector del IUPA abrió el escenario mayor con un discurso, para marcar la importancia del trabajo mancomunado de la universidad en este festival. Señaló que fue una «gran apuesta de la universidad de artes de la provincia» para llevar, hasta Aguada, este homenaje.

El número central fue, este año, la presencia del violinista popular Néstor Garnica, que hizo bailar a centenares de personas en la globa central. Otro atractivo fue el payador Saúl Huenchul, que llegó acompañado del músico Jonathan Ceballes. Este músico y docente de IUPA, además, cantó junto a los estudiantes de la escuela de Aguada Guzmán el tema emblema del Maruchito: La señalada de doña Antonina.

Asimismo, con mucho entusiasmo, se presentó el cuadro de los docentes de las Escuelas de Arte Popular, en homenaje a Maruchito, con las guitarras al cielo. Asimismo, el ensamble de guitarras de la EAP -compuesto por docentes y estudiantes- el tema La última y nos vamos, del artista popular Tito Pereyra.

La jornada fue completándose de familias, muchas de ellas que llevaron ofrendas para agradecer al Maruchito. Hubo asistentes de toda la provincia y de Neuquén.

El IUPA llevó, además, presentaciones de sus elencos: en el escenario principal se compartieron las piezas de Estepa, de la Camerata de Guitarras y el espectáculo de malambo Sangre Gaucha. Formaron parte de esta edición la Big Band Jazz del IUPA y la Cátedra Libre Ástor Piazzolla.

La danza tuvo un momento de despliegue multitudinario, con la representación del cuadro La Madre Patria, en homenaje a los 40 años de Malvinas Argentinas.

Otro momento que generó emoción fue la entrega de una placa homenaje post mórtem a Héctor «Sapo» Benítez, que fue recibida por su hija, la docente Cecilia Benítez.

El cierre de la jornada, entrado el atardecer, estuvo a cargo del músico Cacho Lobello, que llevó el rock al escenario mayor.

Agradecimientos

«Maruchito es emoción y gratitud. Eso resume todo. Y fue posible gracias al acompañamiento de distintas instituciones, como la policía, los Bomberos de Sierra Colorada, el Hospital de El Cuy, Vialidad Rionegrina, todas las comisiones de fomento y los municipios», enumera Ricardo Casanova, prosecretario de Arte Popular y Desarrollo Territorial del IUPA.

Casanova tmabién menciona a los más de 30 medios de comunicación y periodistas que acompañaron la difusión, a la Escuela 194 de Aguada Guzmán, la parroquia Cristo Resucitado, el Ministerio de Seguridad y la Dirección de comisiones de Fomento.

«Gracias también a Alejandro Sepúlveda, comisionado de Aguada, y al senador Alberto Weretilnek que estuvo presente», añade.

Mención aparte, dice Casanova, fue el apoyo completo de la universidad, desde la logística, los elencos, los docentes de las EAP, la prensa, diseño, registro audiovisual y fotográfico, los técnicos, la locución, acreditación, limpieza, traslado, camarines, sistemas y las tareas de administración financiera, todas áreas de la universidad que hicieron posible esta edición.