SINERGIAS, el laboratorio de gestión cultural de IUPA, presente en el Encuentro Nacional de Formación Cultural

El pasado 4 y 5 de septiembre se llevó a cabo el Encuentro Nacional de Formación Cultural, organizado por el Ministerio de Cultura de Nación en el Centro Cultural Kirchner, en la ciudad de Buenos Aires, un gran espacio de debate federal sobre el estado actual de la gestión cultural y los principales desafíos culturales de nuestros tiempos. Desde el Programa SINERGIAS, como espacio dedicado a la gestión cultural en el IUPA, estuvimos participando en diversas actividades.

Por un lado, y basados en los 7 años de SINERGIAS y especialmente en los acompañamientos a proyectos independientes de la comunidad educativa con herramientas y estrategias de gestión cultural, estuvimos dando dos talleres donde pudimos compartir diversas aproximaciones prácticas para avanzar en los proyectos culturales. Artistas, gestores independientes o vinculados a procesos comunitarios, gestores públicos… más de 250 personas se acercaron para escuchar la experiencia de SINERGIAS pero también, y muy importante, para compartir e intercambiar cómo van aplicando y gestionando sus proyectos desde sus diversos territorios y contextos.

“La experiencia del vivero cultural llevada adelante en IUPA durante estos años despertó mucho interés, por presentarse como una nueva lógica formativa adaptada directamente a las necesidades específicas de los diferentes proyectos acompañados: una formación en gestión cultural donde las herramientas y metodologías se aprenden porque se aplican sobre los mismos proyectos”, enfatizan Ingrid Quiroga y Mariano Martino, coordinadores del Programa SINERGIAS, dependiente de la Prosecretaría de Extensión Cultural y Bienestar Estudiantil de IUPA.

Además del taller, el Encuentro Nacional de Formación Cultural tuvo diversos conversatorios, charlas magistrales o presentaciones de experiencias. Siempre con una mirada federal y buscando la mezcla entre voces independientes e institucionales, se tocaron temas como cultura y territorio, el rol de las Universidades, interculturalidad, la interrelación entre cultura y ambiente, la importancia de las redes asociativas y de colaboración o experiencias de trabajo junto a comunidades culturales. En todas las discusiones quedó claro el necesario rol de “más cultura” para fortalecer los procesos territoriales y democráticos, con capacidades para escuchar, interpelar y canalizar otras demandas y de conectar territorios, voces y significados diversos. La gestión cultural juega un papel fundamental en este sentido, a modo de traducción, activando y posibilitando procesos de encuentro entre cosmovisiones y comunidades diversas. Se habló, mucho, de pensar proyectos comunes, proyectos participativos, donde la comunidad se involucre en la mayor cantidad posible de etapas, generando “proyectos que nos incomoden“ y que pongan en crisis representaciones y prácticas que muchas veces damos por sentadas y que necesitan ser revisadas. “La gestión cultural son los pasajes, los saltos, la gestión cultural es flujo, es enriquecimiento mutuo“, se dijo en uno de los conversatorios, y podría funcionar a modo de síntesis.

Se habló también de los cruces cada vez más claros que existen entre cultura y otros ámbitos de la sociedad, como ambiente, pedagogías, infancias, salud… Y de la necesaria disputa de sentidos en el campo simbólico, en las representaciones y en los términos que usamos.

Durante dos días, más de 3500 gestoras y gestores culturales de todo el país fueron ampliando el debate, de manera orgánica, con una diversidad de voces y prácticas que muestran el presente y el futuro de la gestión cultural: colectiva, próxima, fluida, en vinculación con los procesos sociales, horizontal. Y mostró la importancia de pensar en cuáles son los dispositivos de encuentro y de diálogo que efectivamente activen el potencial de esas colaboraciones.

En un Encuentro emotivo, cuidado, con mucha necesidad de debate y de seguir consolidando el rol de la gestión cultural, SINERGIAS, desde IUPA, pudo compartir su posición dentro del entramado institucional, pensándose como una “caja de herramientas” de gestión cultural y como punto de pasaje que hace circular el conocimiento entre los saberes académicos y los proyectos independientes. Un camino a seguir explorando, porque, como alguien dijo, “se trata de ir aprendiendo, siempre, del territorio”.