«Triste y solitario final»

Osvaldo Soriano atravesó el campo de las letras como un futbolista que lleva la diez en la espalda y corre con gambetas mágicas para dejar todo atrás. Dio un compendio de clásicos contemporáneos que todavía hoy “La Academia” no se atreve a incluir en el canon nacional porque su irrupción desde el marginal género del periodismo junto con la dimensión popular de los temas tratados y las voces repuestas, llenaron de espanto a los bien trajeados doctores de lo culto y lo legítimo. Lee estos números con peso que se imponen a balbuceantes “no no no, Soriano no!”: Triste, Solitario y Final, su primera novela, escrita con la maestría de quien produce el artilugio logrado del intertexto con sentido, se publicó en más de 20 países y se tradujo a 15 idiomas: inglés, francés, italiano, alemán, portugués, sueco, noruego, holandés, griego, polaco, húngaro, checo, hebreo, danés y ruso; y en 1995 la editorial Norma pagó 500.000 dólares por los derechos de su obra dado que la venta sus libros era imparable. Tributo de la cultura popular tejió las imágenes de Stan y Ollie junto a Philip Marlowe como tributo al mundo en el que se construyeron y desenlazaron las ilusorias ensoñaciones del mundo occidental durante el siglo XX… Un clásico para nosotros… y que los lectores de monóculo la saquen del ángulo.

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